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Martes, 23 de julio de 2024

La Dualidad, clave de la Evolución en el Plano Físico

Polux R+ ∴
Martes, 23 de julio de 2024

La Dualidad, clave de la Evolución en el Plano Físico


Por: Polux R+ ∴

Desde que la Era de Acuario entró a regir, hace ya algunos años y en donde el conocimiento trascendental está develándose más cada día, sabemos y entendemos que somos seres espirituales viviendo una experiencia física, es decir, somos un espíritu y no materia. La materia constituye un vehículo para el alma en su travesía por la densificación del plano físico. Cada plano de evolución tiene sus propias leyes, características y cualidades únicas. En el plano físico, sin duda es la dualidad quien define y rige nuestro entorno, siendo la clave primordial de la creación y la evolución.

En el vasto escenario del universo, la dualidad se manifiesta como una ley magistral, un concierto de opuestos que conforman la trama de la existencia. Desde las profundidades del átomo hasta las galaxias más distantes, la luz y la oscuridad, el bien y el mal, lo masculino y lo femenino, se entrelazan en un juego eterno de contrastes.

En el corazón de las tradiciones espirituales más antiguas, la dualidad no se percibe como una mera división, sino como el reflejo de una polaridad inherente al cosmos. Es la fuerza impulsora que anima la creación, el sustrato sobre el que se despliegan las infinitas manifestaciones de la vida.

Sin embargo, estas tradiciones no se conforman con saber de la dualidad; buscan ir más allá, trascender sus aparentes contradicciones para alcanzar un estado de unidad trascendental, una dimensión donde se disuelve la separación y se revela la esencia indivisible de la realidad. Esta unidad, se convierte en un acto de creación y por tanto la inefable definición de lo que conocemos como equilibrio, balance y armonía.

La dualidad se manifiesta en todos los niveles y aspectos de la existencia física, desde lo más microscópico hasta lo más macroscópico. En nuestro interior, libramos constantes batallas entre el deseo y la renuncia, el ego y el alma, la razón y la intuición. Estas luchas internas reflejan las fuerzas cósmicas que operan en el universo, la eterna danza entre la luz y la oscuridad, el orden y el caos, la vida y la muerte.

En el mundo externo, la dualidad se presenta en la interacción de fuerzas opuestas. La luz y la oscuridad se persiguen en un ciclo infinito, el orden y el caos buscan un equilibrio precario, la vida y la muerte se entrelazan en un eterno renacer.

Sin los opuestos, no existiría el equilibrio, y sin equilibrio no habría creación ni evolución. Los opuestos, al complementarse, generan, construyen y armonizan; por tanto, nada de lo aparentemente opuesto es contrario, sino un complemento. La luz y la oscuridad, el bien y el mal, lo masculino y lo femenino, son dos caras de la misma moneda, aspectos inseparables de una misma realidad.

Todo cuanto existe, desde lo conocido hasta lo que se descubre constantemente en el plano físico, proviene de un cruce de opuestos, una mezcla de elementos aparentemente dispares que al juntarse generan uno más complejo. Desde el microcosmo al macrocosmo, nada en este plano de existencia se compone de un único elemento, sino del cruce o mezcla de al menos dos elementos primarios.

Nuestro propio cuerpo físico existe porque proviene del cruce de dos opuestos (hombre y mujer), el agua de dónde venimos es un cruce de átomos de hidrógeno y oxígeno, el aire que respiramos es un cruce de gases de oxígeno y nitrógeno, y así, todo cuanto compone el universo viene dado por el cruce y la unión de elementos complementarios que al juntarse crean, equilibran y armonizan.

Al comprender la dualidad, adquirimos un profundo reconocimiento de la complejidad y la interconexión de todas las cosas en el universo. Somos invitados a abrazar la totalidad de la experiencia humana, reconociendo que la luz y la oscuridad, el bien y el mal, son parte de un todo perfecto e interconectado.

La dualidad es la herramienta que el universo ha puesto a nuestra disposición para recordarnos que necesitamos y dependemos del equilibrio para poder funcionar, crear y evolucionar. No es una limitación, sino una puerta de entrada hacia la unidad trascendental, el camino hacia la verdadera liberación espiritual.


Créditos / Fuente: Buena Vista Lodge No.116

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