Nuestra constitución demanda la obligatoriedad de un Volumen de la Ley Sagrada presente y abierto en toda logia regular, bien formada y constituida cuando esté trabajando, asignándole así el carácter de “justa”.
A medida que avanzamos, nuestro hermoso ritual nos enseña a dirigir la atención hacia los mandatos contenidos en ese Libro Sagrado. Podemos apreciar en nuestras ceremonias una carga considerable de alegorías bíblicas que imprimen en nosotros principios nobles de piedad y de virtud.
En la ceremonia de iniciación, lo primero que admira el candidato al recuperar la luz material es el Volumen de la Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás, y sobre el primero sella su Solemne Obligación:"…Como prueba de vuestra fe y para hacer de esto una solemne obligación, la sellaréis con vuestros labios sobre el V.L.S..." y en ese momento el Venerable Maestro las señala como las tres grandes y emblemáticas luces de la francmasonería, describiendo cada una con un valor moral de fe, rectitud de conducta y prudencia en nuestras relaciones con los hombres y muy especialmente con nuestros hermanos; tres virtudes que en lo sucesivo nos conducirán a una vida en plenitud si así las valoramos conscientemente. Considero, que al poseer una fe sólida resultaría más fácil acercarnos a los mandatos morales y espirituales del Creador y como consecuencia nuestro proceder sería en escuadra y el trato hacia los demás sobre el nivel. No vivimos aislados, cada acción nuestra puede impactar en los demás y allí es cuando debemos mantenernos siempre dentro de los justos límites. El Volumen de la Ley Sagrada es el símbolo de la obediencia a la ley divina escrita y esto atesora un valor mucho más grande que el de las meras aspiraciones de promesas: La Palabra de Dios nos ayuda a ser buenas personas por convicción y no por merecer el cielo.
Más adelante, en el desarrollo del Cargo después de la Iniciación, recibimos exhortaciones para considerarlo como: guía infalible que señala los deberes para con Dios, para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos, resumiendo todo esto en veneración y respeto hacia nuestro creador; servir a los demás con justicia y cuidarnos física y mentalmente para poder disponer de los dones con los cuales Él nos ha dotado, tanto para su gloria, como para el bien de la humanidad. Resultaría incoherente servir a los demás y descuidar a los nuestros o a nosotros mismos, es como trasladar una necesidad de un lado al otro. El Calibre de 24 pulgadas, nos indica que toda obra de caridad debe ejercerse sin detrimento y de acuerdo a los límites impuestos por la prudencia, para así impedir cualquier contribución errada a los vicios y caer en manipulaciones si no evaluamos con suficiente criterio la naturaleza de la necesidad.
En la explicación del Tracing Board del Primer Grado, podemos observar que el Volumen de la Ley Sagrada sostiene la escalera de Jacob, alusiva al camino de la fe, la esperanza y la caridad, cuyas virtudes teologales se cultivan con el estudio y la observancia de las leyes divinas. Esta escalera representa un gran ejemplo de ascenso que se logra paso a paso, escalón por escalón, porque de la fe nace la esperanza y de ambas se nutre espontáneamente la caridad, como la corona de las virtudes que garantiza una vida llena de hermosos propósitos y nos acerca a la luz que viene de arriba.
Otro punto elemental es que sin la presencia del Volumen de la Ley Sagrada no puede iniciarse ningún candidato y esto puede ir más allá de cumplir con un landmark como tal. Considero que reviste de solemnidad y seriedad al acto de la Obligación, ya que si al principio se demuestra la creencia en un Ser Supremo a quien se deposita confianza en los momentos de dificultar y peligro, lógico sería observar estrictamente sus mandatos mediante el Libro Sagrado de la religión que se profese. Aunque la fe suele ser ciega, la masonería nos enseña a argumentarla para así contrastarla de impulsos, pasiones y supersticiones.
En el Ritual Emulación no existe norma exacta que implique que se deba abrir y colocar las otras grandes luces sobre un libro en específico para cada grado, esto es indiferente. No obstante, las logias privadas pueden establecer sus propios usos al respecto. Por ejemplo: en algunas logias se estila abrir en el Salmo 133 para el Primer Grado, destacando el amor fraternal que genera la unión; Amós 7:7-8 para el Segundo Grado, que alude cuando el Señor coloca una plomada de albañil sobre el pueblo de Israel y Eclesiastés 12:1-8 para el Tercer Grado, los cuales nos hablan de las vanidades de la vida y que del polvo venimos y al polvo regresaremos. Ahora bien, la Emulación Lodge Of Improvement recomienda ser sensibles en el tratamiento del Volumen de la Ley Sagrada en las ceremonias de iniciación, ya que sería un gesto de empatía y un punto relevante para el candidato, abrir en esa ocasión especial la Ley Sagrada de su religión para la toma de obligación, en caso de ser ajeno al de la mayoría de los hermanos.
Se puede considerar colocar sobre el pedestal del Venerable Maestro todos los libros sagrados de acuerdo a las religiones de los miembros, pero solo permanecerá abierto aquel cuya religión practican la mayoría. Un gran mensaje de tolerancia e igualdad entre los hermanos y respeto a la voluntad del pleno.
Podemos aludir sobre innumerables ocasiones en cada uno de los grados en que el ritual nos conduce a consultar el Volumen de la Ley Sagrada; pero sin duda alguna la definición más exacta la aprendimos en la explicación del Tracing Board del Primer Grado que lo resalta como: “el derivado de Dios al hombre”.
Más que un mueble de la logia es un manual de vida, que debe leerse con los ojos del espíritu para que lo aprendido sensibilice nuestro ser y se convierta en algo más útil y especial que un bagaje de conocimientos. Podemos ser versados en teología y aprendernos todas las leyes sagradas, pero esto no serviría si no le damos un espacio a Dios en nuestros corazones mediante la práctica de las virtudes.
W.Bro. Osbenis Hernández Medina.