La masonería, con sus símbolos enigmáticos, sus valores universales de fraternidad, libertad y búsqueda de la verdad, y sus rituales cargados de significado, ha dejado una huella profunda y duradera en numerosas áreas de la cultura humana. Su influencia se extiende a través de diversas disciplinas artísticas, desde la literatura y la arquitectura hasta el cine, la televisión, la política y la filosofía. A lo largo de los siglos, ha inspirado a pensadores, creadores y líderes, quienes han incorporado sus principios y simbolismo en obras que trascienden el tiempo y el espacio.
Aunque a menudo a la masonería se la asocia con secretos y misterios, su influencia en las artes es más visible de lo que muchos imaginan. Desde obras clásicas hasta creaciones modernas, la masonería ha inspirado a artistas y escritores de todo el mundo.
Uno de los ejemplos más conocidos de la influencia masónica en el arte es la ópera La Flauta Mágica, compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart(1) en 1791. Mozart llenó esta obra de simbolismo relacionado con la masonería. La historia de la ópera, que sigue a un príncipe en su búsqueda de la verdad y la sabiduría, refleja los ideales masónicos de superación personal y búsqueda del conocimiento. Además, personajes como Sarastro, el sabio sacerdote, representan la luz y la razón. Incluso el número tres, que tiene un significado especial en la masonería, aparece repetidamente en la estructura musical y narrativa de la obra.
Pero la influencia de la masonería no se limita a la música. En la literatura, autores como Mark Twain(2) y Rudyard Kipling(3) también exploraron temas masónicos en sus obras. Mark Twain, como miembro activo de la masonería, incluyó referencias a la fraternidad en libros como “Las aventuras de Tom Sawyer” y “Las aventuras de Huckleberry Finn”.
En estas historias, los valores de amistad, lealtad y justicia, tan importantes para la masonería, se reflejan en las acciones de los personajes principales. Por su parte, Kipling, otro masón destacado, escribió poemas como The Mother Lodge, donde celebraba los lazos de fraternidad y los ideales de la orden.
Por su parte, Rudyard Kipling, también el autor de “El Libro de la Selva”, inspiró con su obra a Lord Robert Baden-Powell, fundador del movimiento Scout. Fue precisamente el mundo creado por Kipling el que sirvió como marco simbólico para la unidad de "La Manada", la sección más joven de los Scouts. A través de las aventuras de Mowgli, los niños aprenden valores como el autoconocimiento, el liderazgo y la supervivencia, mientras exploran un universo lleno de lecciones sobre la vida, la naturaleza y la fraternidad. Así, desde hace más de un siglo, la obra de Kipling ha dejado una huella profunda en generaciones de jóvenes alrededor del mundo.
En la literatura hispana, la masonería también ha dejado una marca significativa. Uno de los autores más destacados es José Martí(4), el héroe nacional de Cuba y una figura clave en la lucha por la independencia de su país. Su obra literaria y política está impregnada de ideales masónicos, como la libertad, la igualdad y la fraternidad. En sus escritos, denominada “versos sencillos” Martí abogó por la unidad de los pueblos latinoamericanos y la importancia de la educación como herramienta de liberación, principios que reflejan claramente la influencia de la masonería.
Otro ejemplo notable es Rubén Darío(5), el poeta nicaragüense considerado el padre del modernismo literario en español y su obra está llena de referencias simbólicas y alegóricas que evocan los principios masónicos. En poemas como A Roosevelt, Darío critica el imperialismo y defiende los valores de la justicia y la libertad, temas que resuenan con la filosofía masónica.
En Argentina, Leopoldo Lugones(6), uno de los escritores más importantes del siglo XX, también fue masón, conocido por su poesía y sus cuentos, exploró temas como la búsqueda de la verdad y la importancia del conocimiento, ideas que están en el corazón de la masonería. Su obra Las fuerzas extrañas, por ejemplo, combina elementos de ciencia ficción y esoterismo, reflejando su interés por lo desconocido y lo místico.
En el ámbito visual, la arquitectura es quizás el campo donde la masonería ha dejado una marca más evidente. Muchos edificios emblemáticos alrededor del mundo, como el Capitolio de los Estados Unidos o la Catedral de San Pablo en Londres, fueron diseñados por arquitectos masones y contienen elementos simbólicos relacionados con la orden. El uso de formas geométricas, como el compás y la escuadra, y la disposición de los espacios para reflejar armonía y equilibrio, son características que revelan la influencia masónica.
Incluso en el cine y la televisión moderna, la masonería sigue siendo una fuente de inspiración. Series como Lost (2004-2010) o películas como El Código Da Vinci (2006), que explora secretos ocultos en obras de arte; El Bibliotecario: En Busca de las Lanzas Perdidas (2004), donde un guardián protege artefactos místicos; Aquel que Quiso Ser Rey (1975), que muestra rituales iniciáticos en un reino remoto; y Tesoro Nacional (2004), que vincula a los padres fundadores de Estados Unidos con un tesoro oculto, han incorporado elementos masónicos en sus tramas, ya sea a través de símbolos ocultos, rituales iniciáticos o referencias a sociedades discretas. Aunque a veces estas representaciones están más basadas en mitos que en la realidad, demuestran el interés continuo que despierta la masonería en la cultura popular.
Pero, ¿por qué la masonería ha tenido tanto impacto en el arte y la literatura?
Una posible respuesta es que sus valores universales, como la búsqueda de la verdad, la unidad, la caridad, la fraternidad y el respeto por el conocimiento, son temas que resuenan con personas de todas las épocas y culturas. Además, el uso de símbolos y alegorías, tan común en la masonería, ofrece un lenguaje rico y sugerente que los artistas pueden adaptar y reinterpretar en sus obras, además de que es de todos conocido que popularmente la masonería despierta el interés en las personas.
Sin embargo, es importante destacar que la influencia de la masonería en el arte y la literatura no siempre es explícita. Muchas veces, sus huellas son sutiles, como un guiño para aquellos que conocen su simbología, pero pasan desapercibidas para el público en general. Esto es parte de lo que hace que su presencia sea tan fascinante: es una influencia silenciosa, pero constante, que ha ayudado a dar forma a algunas de las obras más importantes de la cultura humana.
Así pues, al adentrarnos en el mundo del arte y la literatura, es inevitable preguntarnos cuánto de lo que vemos y leemos está impregnado de ideas que trascienden lo evidente. La masonería ha sido como un hilo invisible que conecta obras y autores aparentemente distantes. No se trata solo de Mozart o Mark Twain, o de figuras latinoamericanas como Martí, Darío o Lugones; se trata de una corriente de pensamiento que ha alimentado la creatividad de quienes buscan expresar algo más profundo que las palabras o las notas musicales. Es como si, en cada obra que bebe de estos ideales, hubiera un mensaje cifrado, una invitación a mirar más allá de lo superficial.
Pensemos que, quizá, en ese poema que te conmovió, en esa novela que te hizo reflexionar, o incluso en esa pintura que capturó tu mirada, haya algo más: un eco de esos valores universales que la masonería ha defendido durante siglos. No se trata de secretos oscuros, sino de una invitación a explorar, a cuestionar y a crecer. Y tal vez, al hacerlo, descubramos que esas ideas no son ajenas a nosotros, sino que resuenan con algo que ya llevábamos dentro.
De modo que, la próxima vez que te sumerjas en una obra de arte o en las páginas de un libro, pregúntate: ¿qué hay detrás de estas palabras, de estas imágenes, de estas melodías? ¿Qué huellas han dejado aquellos que buscaron la luz a través del conocimiento? Y, sobre todo, ¿has identificado rastros de la masonería en otros autores?. ¿En cuáles?.
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