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Martes, 6 de agosto de 2024

La Templanza: Equilibrio y Virtud en el Corazón de la Masonería

Polux R+ ∴
Martes, 6 de agosto de 2024

La Templanza: Equilibrio y Virtud en el Corazón de la Masonería


Por: Polux R+ ∴

A lo largo de la historia, en todas las tradiciones espirituales, religiosas, gremios, hermandades y asociaciones de personas que buscan el mejoramiento personal y espiritual, encontramos en sus bases férreos fundamentos que se basan en virtudes, en donde descansan las enseñanzas, doctrinas y pilares de la organización. Este conjunto de virtudes sirven como brújula para guiar a los miembros en su búsqueda constante de la perfección moral.

En la masonería, las virtudes cardinales se consideran esenciales para la formación de la personalidad humana y para la búsqueda de la virtud y la felicidad.

Estas virtudes se definen como: Prudencia; la capacidad de juzgar correctamente y actuar con sabiduría. Justicia; el compromiso con la equidad, la imparcialidad y el trato justo a todos. Fortaleza; la valentía, la perseverancia y la capacidad de superar obstáculos y Templanza: el equilibrio, la moderación y el control de los impulsos.

Entre estas virtudes cardinales la Templanza brilla con una luz especial, ya que es una de las que requiere de más esfuerzo y autocontrol para poder ejercitarla de forma constante, invitándonos a cultivar el equilibrio en todas las facetas de nuestra vida; pero no en la conciencia de que debemos ser equilibrados sino en cambiar la intención que mueve la acción del pensamiento racional.

En otras palabras, la templanza va más allá de la simple moderación en el consumo. Es un principio que nos invita a dominar nuestros impulsos, a encontrar el justo medio entre el exceso y la carencia, haciendo que no necesitemos de razonar en el principio sino aprender a acostumbrar el pensamiento a que actúe de forma natural bajo ese principio de equidad; teniendo la capacidad de mantener la serenidad en medio de la tormenta y de conservar una perspectiva clara en cualquier circunstancia.

Este equilibrio, tan buscado y anhelado, se entrelaza íntimamente con otras virtudes. La prudencia, por ejemplo, se complementa con la templanza, pues ambas nos permiten tomar decisiones sabias y ponderadas. La fortaleza, a su vez, se nutre de la templanza, ya que esta nos brinda la perseverancia necesaria para superar los obstáculos. Y la justicia, al ser aplicada con templanza, evita tanto la severidad excesiva como la indulgencia.

Los beneficios de ejercitar la templanza son muchos y enriquecen tanto nuestra vida personal como nuestra experiencia en la masonería; también nos ayuda a desarrollar la autodisciplina, la paciencia y la autoconciencia, elementos fundamentales para el crecimiento espiritual, además de fortalecer los lazos fraternales al fomentar la tolerancia, la comprensión y el respeto hacia los demás.

La palabra templanza tiene sus raíces en el latín temperantia. Este término original se refería a la moderación de la temperatura, pero con el tiempo su significado se amplió para incluir la idea de equilibrio y moderación en diversos aspectos de la vida.

Así pues encontramos que la templanza se manifiesta en todos los aspectos de la vida, en toda situación en donde el hombre debe tomar decisiones, pequeñas o grandes que influirán en su futuro inmediato o lejano.

En nuestras asambleas, la templanza se expresa a través de nuestra participación activa en los rituales y nuestra reflexión sobre los símbolos. En la comunidad, se materializa en nuestro servicio desinteresado y en nuestra promoción de la justicia social. Y en nuestra vida personal, se refleja en nuestros hábitos saludables, en nuestras relaciones y en la búsqueda de metas significativas.

Históricamente, grandes masones han encarnado esta virtud, sirviendo como ejemplos inspiradores para las generaciones futuras. Sus vidas son un testimonio del poder transformador de la templanza y nos muestran que es posible alcanzar la excelencia moral en cualquier circunstancia, desde científicos hasta patriotas libertadores de naciones, pasando por artistas y creadores como pensadores y filósofos que han inspirado a generaciones enteras con sus puntos de vista y pareceres.

Debemos pues meditar en la templanza y cultivarla,  ya que no solo nos acercamos a la perfección moral, sino que también contribuimos a construir un mundo más justo y equitativo. La búsqueda del equilibrio es un viaje continuo, pero los frutos que cosechamos a lo largo del camino son invaluables.

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Imagen: Inspirada en la Alegoría de la Templanza ubicada en el Freemasons Hall, London, UK


Créditos / Fuente: Buena Vista Lodge No.116

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