Si algo se conoce de sobra de la masonería es que es asociada a símbolos. El más conocido, sin duda es el que identifica a la Orden, "la escuadra y el compás".
Este símbolo compuesto por dos herramientas, sencillas en apariencia, se han convertido en los emblemas más reconocidos y apreciado en la masonería así como uno de los y más tergiversados en la mitología y el ideario popular. Más allá de su origen como instrumentos de construcción, estos símbolos encarnan profundos significados filosóficos y espirituales que han guiado a los masones a lo largo de los siglos.
Para comprender plenamente el simbolismo de la escuadra y el compás, debemos remontarnos a los orígenes de la masonería. En la masonería operativa, los constructores de catedrales y otros grandes edificios utilizaban estas herramientas de manera cotidiana. La escuadra, con su ángulo recto, servía para garantizar la precisión y la rectitud de las construcciones. El compás, por su parte, delimitaba los círculos y arcos necesarios para crear estructuras simétricas y armoniosas.
Otras herramientas se sumaban a las tareas de la linealidad perfecta, como las reglas, la plomada, el nivel, entre otras que ayudaban a los antiguos constructores a forjar edificaciones que los siglos han sabido respetar y siguen funcionando casi tal cual fueron construidas desde hace tantos siglos.
Cuando la masonería operativa evolucionó hacia la masonería especulativa, estas herramientas conservaron su importancia, pero adquirieron un nuevo significado simbólico. La escuadra, como instrumento de medición, pasó a representar la rectitud moral y la conducta ética. El masón, al igual que el antiguo cantero, debe construir su vida sobre una base sólida y recta, guiándose por principios universales de justicia y equidad. La escuadra también simboliza el orden y la estructura, recordando al masón la importancia de organizar su vida de manera coherente y equilibrada.
La escuadra no solo representa la rectitud moral y la justicia, sino que también se extiende a la noción de equidad y verdad en todas las acciones que se emprenden. La escuadra insta a medir los pensamientos, palabras y actos con precisión, buscando siempre un equilibrio que refleje la integridad. En cada juicio y decisión, los masones son recordados de actuar con imparcialidad, manteniendo un estándar moral que se alinea con las virtudes más altas de la humanidad.
El compás, por su parte, con sus círculos infinitos, representa el universo y todo lo que contiene. Simboliza la divinidad, el espíritu y las grandes verdades que trascienden el mundo material. Al igual que el compás delimita un espacio, el masón debe establecer límites claros entre sus deseos y sus obligaciones, entre lo material y lo espiritual. El compás también representa la conciencia, que nos permite comprender nuestro lugar en el cosmos y nuestra conexión con algo más grande que nosotros mismos. Es un símbolo de la introspección y el crecimiento espiritual.
Este instrumento nos anima a trazar círculos de reflexión personal, estableciendo límites que protejan nuestras energías y recursos. En masonería, el compás no solo mide el espacio físico, sino también el alcance de nuestra mente y espíritu, promoviendo una búsqueda constante de sabiduría y entendimiento profundo.
Hay otro elemento, no menos importante, que completa el cuadro del símbolo que identifica a la masonería que es la letra "G". Ésta se ubica en el corazón de la unión de la escuadra y el compás, representa la esencia de la unidad y la búsqueda de la perfección.
La "G" podría considerarse como un recordatorio constante de la conexión intrínseca entre lo divino y lo humano. Algunos interpretan la "G" como una referencia a "God" (Dios) o "Geometry" (Geometría), ambas nociones cruciales en el simbolismo masónico. Esta letra sirve como guía para los masones en su viaje hacia la perfección moral y espiritual, instando a cada individuo a reconocer y cultivar la chispa divina dentro de sí.
La integración de la escuadra, el compás y la letra "G" crea una trilogía que personifica los valores más nobles de la masonería. Esta triada subraya la importancia de la razón, la fe y la unidad en el viaje masónico hacia la perfección. Al combinar estos símbolos, se nos recuerda la necesidad de un balance armonioso entre nuestras aspiraciones espirituales y nuestras acciones diarias, impulsándonos a un progreso constante hacia la excelencia y la plenitud.
La comprensión profunda de estos símbolos extiende su influencia más allá de las paredes de la logia. Cada masón es llamado a reflejar estas enseñanzas en su vida cotidiana, actuando con justicia y rectitud, reflexionando sobre su papel en el cosmos y buscando siempre la unidad y la armonía. La trilogía simbólica sirve como una brújula moral, guiando a los masones en su viaje personal de autodescubrimiento y contribución al bien común.
La riqueza de la simbología masónica es muy amplia y ofrece innumerables áreas para la exploración. Además de la trilogía central, otros símbolos como el delta luminoso, que simboliza la iluminación y la sabiduría, y el ojo que todo lo ve, que representa la vigilancia divina y la comprensión universal, son igualmente profundos y valiosos. La relación de la masonería con otras tradiciones filosóficas y espirituales, como la filosofía griega, la alquimia y la espiritualidad oriental, abre puertas a un entendimiento más amplio y rico de su simbolismo y propósito.
¿Y tú? ¿Sabías algo sobre el significado de este símbolo?