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Jueves, 25 de abril de 2024

El Poder Oculto del Silencio

Polux R+ ∴
Jueves, 25 de abril de 2024

El Poder Oculto del Silencio


Por: Polux R+ ∴

En la actualidad, es común experimentar una sensación abrumadora ante la constante avalancha de ruidos, palabras y sonidos que nos rodean, lo que nos expone a una abundancia de distracciones. Cuando estos sonidos cesan, ya sea por la quietud de la noche o porque nos encontramos en un paraje natural, es cuando comenzamos a comprender que el silencio se erige como un santuario poco explorado, un remanso de serenidad interna con un potencial transformador único.

En la tradición, muchas corrientes espirituales practican el silencio como disciplina, no por nada es fomentada por filosofías como el Budismo Zen, en donde el silencio es valorado como una herramienta para la contemplación profunda y la iluminación espiritual; también en el Taoísmo donde la práctica del silencio y la contemplación interior son fundamentales. Otras disciplinas como el Yoga o la Meditación Vipassana exploran la conciencia mediante la respiración y el silencio profundo.

En el ámbito de la Masonería, la virtud del silencio adquiere un valor inmenso, no solo siendo apreciada, sino también siendo fomentada como una disciplina esencial para el desarrollo individual y espiritual de sus miembros. El cultivo del silencio dentro de la masonería no solo representa una pausa en el ruido del mundo, sino que abre las puertas hacia una introspección profunda y un crecimiento significativo en todos los aspectos de la vida de aquellos que abrazan esta práctica.

En el Manual del Aprendiz Masón, Aldo Lavagnini nos recuerda que “La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería. Quien habla mucho, piensa poco, ligera y superficialmente. Generalmente, su visión de las cosas será estrecha e inflexible; y por consiguiente, no tendrá elementos para valorar nuevas ideas u horizontes. Por eso, la Masonería busca que sus adeptos se hagan mejores pensadores que oradores

En tenida cuando el Venerable Maestro abre los trabajos nos llama a un minuto de silencio para aquietar nuestras energías y calmar nuestra mente, invitando a todos los hermanos a un breve momento introspectivo, para alejarnos del mundanal ruido y preparándonos para absorber las enseñanzas de nuestra Augusta Orden; en otras palabras, el silencio prepara nuestro entendimiento para centrarnos en nuestros trabajos y para que esas enseñanzas puedan permear mejor en nuestro entendimiento. El silencio es la antesala de la sabiduría.

En la quietud encontramos la voz interior, esa brújula moral que nos guía hacia la verdad, ese único maestro que no tiene años; sino siglos, ese que nos conecta con nuestra divinidad interior y que nos susurra lo que ve desde lo alto de nuestra propia evolución. Es en este espacio de silencio donde podemos meditar sobre nuestras palabras, reflexionar sobre nuestras acciones, conectar con nuestro ser más auténtico y hacer retrospección de nuestras acciones.

La historia está llena de ejemplos de grandes pensadores y artistas que encontraron inspiración en el silencio. Marina Abramovic, una influyente artista de performance conocida por su obra "The Artist is Present". Durante esta performance en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, Abramovic se sentó en silencio durante 736 horas, invitando a los espectadores a sentarse frente a ella en un encuentro silencioso. Esta obra generó una intensa conexión emocional entre la artista y los participantes, sirviendo como un poderoso testimonio del impacto del silencio y la presencia en el arte y la experiencia humana. Miguel de Cervantes escribió gran parte de su famoso y épico Quijote en la soledad de un calabozo, Beethoven compuso sus obras maestras aislado en su mundo interior por la sordera, y los iniciados de las antiguas culturas egipcias se sumergían en un estado de quietud para acceder a los misterios más profundos.

El silencio no es solo ausencia de sonido, es también ausencia de ruido mental. Es cultivar la capacidad de enfocar nuestra atención, de observar sin juzgar, de escuchar sin interrumpir. Es un estado de consciencia plena que nos permite aprender, crecer y conectar con la esencia de nuestro ser.

Dentro de la Masonería, el concepto de silencio adquiere una riqueza significativa que abarca diversas dimensiones. Desde la discreción y el honor al guardar los secretos masónicos, la labor respetuosa dentro de la Logia y la pausa reflexiva durante las Tenidas, hasta la serena contemplación que se cultiva en el interior de cada uno de sus integrantes. No obstante, el silencio más trascendental es aquel que germina en nuestro ser más íntimo, un espacio interior que alberga la voz de nuestra conciencia y donde florecen respuestas a las interrogantes más profundas de nuestra existencia. En esta quietud interna reside la sabiduría y la conexión esencial con nuestro ser más auténtico, trazando así un camino hacia la iluminación y la elevación espiritual que caracteriza a la Masonería en su forma más pura.

El silencio constituye un poder universal para el desarrollo personal y la búsqueda de la verdad. En un mundo que nos invita constantemente a comunicarnos, a conectarnos mediante redes sociales y conversaciones en línea, a opinar y a reaccionar, el silencio nos ofrece un espacio para la introspección, la reflexión y la conexión con nuestro ser interior.

Solemos ver en películas o en libros que los sabios, los grandes maestros espirituales, siempre son seres callados, que cuando hablan dicen palabras que rompen esquemas y formas de pensar, que suelen rodearse de naturaleza en sitios remotos o en lugares con pocos elementos y casi ninguna distracción. Aquellos que dominan el arte del silencio son dueños de una sabiduría invaluable. Son capaces de escuchar con atención, de discernir lo verdadero de lo falso y de tomar decisiones acertadas. El silencio es un regalo que nos permite conectar con nuestro yo interior, con la naturaleza y con el universo que nos rodea.

La máxima "oír y callar" encapsula la profunda trascendencia del silencio en nuestras vidas. Al cultivar la habilidad de escucharnos a nosotros mismos con atención, de observar el mundo con serenidad y de reservar nuestras palabras para cuando posean auténtico valor, descubrimos que el silencio se erige como la llave maestra que desbloquea las puertas de la sabiduría interior.

Si bien la palabra ostenta un poder innegable, es en el silencio donde reside una fuerza aún más grande, una fuerza que trasciende las limitaciones de la expresión verbal y nos conecta con la esencia misma de la existencia.




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